1.15.2012

[INTRO] ¿Por qué sobre moda?



La moda es importante. De todas las vías a través de las cuales nos comunicamos con el mundo, la forma en que nos vestimos es una de las más elocuentes. Sin importar lo que ‘mundo’ y ‘comunicar’ signifiquen exactamente (adaptarnos o contraponernos a los otros, harcernos llamativos o intentar pasar inadvertidos, etc.); sin importar si nos vestimos de forma consciente o (si es que esto es posible) sin gastar siquiera un pensamiento en ello, somos –de acuerdo: no únicamente, pero también– lo que llevamos puesto.

Pero la moda no sólo es expresiva. También pertenece a la forma en que nos inventamos y nos percibimos a nosotros mismos: como personas ‘clásicas’, ‘alternativas’, ‘elegantes’, ‘rebeldes’, o lo que sea. La paradoja de la moda: incluso si rechazamos deliberadamente sus manías, estamos por ello mismo siguiendo una tendencia. Quien se viste intencionalmente ‘pasado de moda’ o ‘contra la moda’ corre el riesgo de fundar con ello un ‘nuevo’ estilo…

La moda es poder. Las empresas textiles más grandes del mundo: Gap, Inditex (Zara, Massimo Dutti, Berschka, etc.) y H&M emplean juntas a más de 320,000 empleados, dirigen aproximadamente 10,200 sucursales en todo el planeta y facturaron en 2010, sucesivamente, más de 10,600; 12,500 y 12,200 millones de euros. ¿Demasiados datos vacíos? Entonces salga a la calle, entre a Internet y cuente cuántas tiendas de ropa reales y virtuales abren cada día.

La moda es cultura. Sociólogos y filósofos como el alemán René König o el francés Gilles Lipovetsky han mostrado en qué medida la obsesión de la apariencia siempre cambiante domina y, ante todo, define las sociedades modernas. La liberación de los órdenes del vestido desde el final de la Edad Media; los procesos de industrialización, que posibilitan una producción cada vez más barata y cada vez mayor; la (supuesta) democratización del consumo; la globalización del gusto; el bombardeo mediático; la llamada ‘estetificación’ de la vida cotidiana – todo ello ha convertido a la moda en un fenómeno omnipresente.

La moda es Zeitgeist. Si queremos entender al hombre moderno en sus deseos, sus angustias y sus pasiones, no podemos evitar pasar por la moda. Esto es particularmente evidente desde las últimas décadas: ‘estar a la moda’ ha dejado de ser una característica de una capa social privilegiada o de acontecimientos festivos o solemnes, y se ha convertido en un distintivo del día a día y de la calle. (Por ello mismo ya no falta en ningún periódico la página de ‘estilo’ y los blogs de Street-Style brotan a miles.)

Como escribe la intelectual alemana Barbara Vinken, a finales del siglo xx la moda se transformó en aquello que el arte hubiese querido ser: la representación del espíritu de la época.

La moda es felicidad –o al menos querría serlo. Según un reproche tan antiguo como la humanidad misma, la preocupación por la forma en que nos vestimos no es más que un embeleso pasajero, apariencia y superficie. Y sin embargo hacemos a la vestimenta co-responsable de aquello que llamamos felicidad. ¿Por qué? Porque la moda le habla al oído al modo en que nos idealizamos y definimos nuestro ánimo. ¿No es acaso una forma de la felicidad estar bien vestidos, o mejor: sentir que estamos bien vestidos? ¿Y cuántas veces la sensación ‘Estoy mal vestido’ no es otra cosa que la expresión de ‘Me siento mal’? 

El impulso de hartarse con cursos de yoga y la necesidad de hartarse comprando zapatos parecerían ser, en los tiempos en que vivimos, una y la misma búsqueda. Y así, la pregunta sobre qué significa estar ‘bien’ o ‘mal’ vestidos no es sólo una pregunta más o menos abstracta sobre qué es o no bello. Es además una pregunta sobre el bienestar, sobre aquello que la buena vida puede significar (si tan solo lo supiéramos).

Queremos comprender la moda, su poder y sus caprichos. Queremos comprender qué es la moda pero también por qué. Todo ello de una forma que no tema al interrogatorio especulativo y satírico. En textos breves nos ocuparemos de preguntas clásicas, tendencias, marcas, piezas de vestir, libros o personas del mundo de la moda que por algún motivo nos atraen, irritan o desconciertan. Ya hay suficientes blogs de fotos. Así que, desde ya: ¡gracias por sus visitas, preguntas y comentarios!